Jaime nos aporta bajo su carácterística pluma, un muy interesante artículo sobre una faceta del ciclismo de montaña que cada vez cuenta con más adeptos, se trata de las excursiones nocturnas, desde luego toda una experiencia al menos distinta a lo que estamos acostumbrados. "En la variedad está el gusto"dijo alguien en una ocasión.
Hasta hace muy poco, todas nuestras actividades al aire libre, y en especial el ciclismo de montaña, tenían una hora límite para desarrollarse: la de la puesta del Sol. A veces arañábamos unos minutillos en el crepúsculo, hasta llegar al coche o a casa, a refugiarnos de la oscuridad y sus peligros…
Muchos tenemos luces en nuestras bicis desde hace ya muchos años, pero más por hacernos ver que para ver, y pensando en tener que usarlas en casos excepcionales de retraso por avería, pájara o pérdida. Lo cierto es que con esas luces nos tragábamos baches, roderas y raíces que ni veíamos, lo que nos hizo aumentar la confianza en nuestras horquillas, y más de una vez nos dejaron los codos y rodillas como una loncha de bacon.
A base de llegar tarde un día tras otro, fuimos descubriendo que de noche hay lo mismo que de día, menos luz solar. Que a las doce la bici no se convierte en calabaza como la carroza de la Cenicienta, y que por el contrario, la oscuridad añade un nuevo aire de aventura a nuestro recorrido más cotidiano.
La solución era bien simple: unos buenos focos. Traducido al idioma de nuestros bolsillos: un pastón. La tecnología disponible hasta hace un par de años nos puso en el mercado los focos halógenos, buena luz, pero muchísimo consumo. Baterías carísimas que duraban poco. Un buen juego de luces podía costar más caro que la mayoría de las bicicletas que usábamos.
Pero llegó la tecnología LED y la globalización. Los focos led apenas consumen (comparados con los halógenos), por lo que emplean baterías recargables convencionales, abaratando muchísimo el coste de los equipos de iluminación. Gracias a Internet, Ebay, Paypal…, podemos adquirir focos de unos 1000 lumen por menos de 30 €, eso si, la mayoría en webs de Hong Kong.
Lo que antes era una necesidad en zonas calurosas (Jaén, Córdoba, Almería) para poder salir a pedalear en verano, dónde sólo en las horas nocturnas el termómetro baja de los 30ºC, o por el contrarío, en invierno cuando sales de trabajar, con suerte, a lo justo para ver ponerse el Sol, ahora se ha convertido en una verdadera fiebre.
Ya no es una necesidad impuesta por la temperatura o el horario laboral, es una opción más dentro del abanico de opciones que nos ofrece nuestro deporte. Las primeras salidas son un poco sobrecogedoras. El final del ocaso siempre nos hará sentir ese cosquilleo en el estomago, la sensación de “comienza el baile”, de adentrarnos en el lado oscuro. Parada obligatoria para montar focos con la última claridad del día, conectar baterías, abrigarse un poco y agruparse ¡nadie se quiere quedar el último en su primera nocturna! Curiosamente, parece que oímos mejor, pero es que lo que perdemos con un sentido tendemos a compensarlo con los demás. El suelo suena de otra forma cuando rodamos sobre él, las ramas son más sonoras cuando nos azotan a nuestro paso por los estrechos senderos. El rumor del bosque se hace patente, cualquier movimiento te hace girar la cabeza. Si no llevas luz en el casco, al apartar la vista del frente, solo verás la oscuridad que te envuelve, pero si la llevas, verás con frecuencia pares de puntos luminosos orientados horizontalmente. Son los ojos de los muchos animales que observan atónitos nuestro paso. Animales realmente invisibles para los excursionistas y ciclistas diurnos, como jinetas, zorros y tejones, son extraordinariamente frecuentes en las salidas nocturnas. Los ciervos y corzos rara vez se asustan al paso de nuestras bicis luminosas. Te puedes recrear observando a todos estos animales escondido en el contraluz de tus focos, a una distancia que durante el día sería impensable.
Creo que a día de hoy, no hay una ciudad o pueblo en la que no haya un nutrido grupo de ciclistas, y que con más o menos asiduidad, se lancen a una “nocturna”. Pero de entre todos los sitios por los que me he movido, nunca vi mayor fiebre por las excursiones nocturnas que en Garrucha, en el Levante Almeriense. Tanto los chicos del “CC Garrucha” como “Los Luciérnagas” (los dos clubes de la zona, a los que dedico este articulillo y agradezco su hospitalidad) salen sistemáticamente a rodar de noche tanto en invierno (por horario laboral) como en verano (por temperatura). Una vez a la semana se unen ambos, y el espectáculo de luces es increíble, la sucesión de haces luminosos acentuados por el polvo y el vapor de la respiración, las subidas por “zetas” interminables jalonadas de lucecitas o las bajadas vertiginosas por crestas que vas intuyendo tanto por tus luces como por las de los que te preceden. Es una visión muy difícil de describir, y más difícil aún de fotografiar o filmar. Las escasas fotos de nocturnas que están medio decentes son las de las caras de felicidad de la gente en alguna paradilla en una cumbre.
Ya para terminar, no podemos olvidar el “happy end” que tienen siempre las nocturnas, sea la época que sea y en cualquier ciudad: hay que terminar antes que cierren el último bar, a rehidratar con cervecita y comentar la salida con unas buenas tapas.
En Córdoba las salidas nocturnas del club Agacha el Lomo son míticas. Por antiguedad, por cantidad de bikers y por los "after-biking"
Conociendo de primera mano a la tropa ya me imagino el "rancho" post-escaramuza.
Bonito reportaje y gran sorpresa al ver la foto, "que buen rato echamos" éste año tendremos que repetir algo parecido, un saludo a todos
Sí que echamos un buen rato, en compañía de los amigos del Torre de la Reina. Por eso nos hemos tomados la libertad de usar la foto en este reportaje, un poco en homenaje a aquella noche por la Ruta del Agua. Me alegra que te haya gustado. A ver cuándo vemos algo tuyo por esta web... Nos vemos por los caminos.
NO OS PERDAIS LA NOCTURNA DE ISLA CRISTINA A PRIMEROS DE AGOSTO...........
Esperamos poder acudir, avisad con tiempo, y si es organizada pasadnos toda la info y la publicamos en la agenda. Ahora comienza la temporada alta de nocturnas, esperamos publicar la segunda parte de este reportaje dedicado al importante apartado técnico. Gracias
Yo llevo saliendo de noche muchos años, incluso en invierno y muchas por desgracia en solitario. Si quiero entrenar un poco para tener una forma no me queda otra que salir después del trabajo. La llegada de las luces chinas, buenas, bonitas y baratas nos facilitó mucho las cosas. La verdad es que hay que extremar las precauciones, sobre todo yendo solo, pero cuando uno se acostumbra empieza a cogerle el gusto a bajar una sendita bajo la luz de la luna. Para mí salir todas las noches, aunque sea hora y poco, es la mejor droga para olvidarme de todos los problemas diarios.
Tuve oportunidad de probar uno de esos focos, precisamente no era una buena pista sino un complicado sendero y quedé sorprendido de lo que alumbran con el reducido volumen y peso que tiene el conjunto.