Este que os presentamos es un monográfico dedicado a la figura del rutómetro, la herramienta más importante en los viajes de cicloturismo por pistas, caminos y sendas, donde no hay señales que nos guíen en “nuestro” viaje, ya que viajes hay muchos pero el que nosotros pretendamos hacer es uno determinado. Los caminos, trochas, cañadas o sendas no nos indican por dónde hemos de tomar (afortunadamente), un rutómetro sí.
Qué es el rutómetro
El rutómetro, libro de ruta o roadbook como también se le conoce, es la herramienta que nos guiará en cada momento durante nuestro viaje de cual es la dirección a tomar en cada cruce, intersección o desvío del camino, así como resaltarnos cualquier aspecto destacable que encontraremos en el mismo. Es una herramienta esencial y valiosísima que da personalidad al viaje que estemos realizando, dejando de lado señalizaciones o elementos indicadores del camino a seguir, con el inconveniente que supone que no se encuentren donde debieran en el momento más inoportuno. Porque caminos hay muchos, pero el que deberá llevarnos por el correcto para llegar a nuestro destino solo uno, ese que hemos elegido para cumplimentar el viaje.
Datos generales sobre la etapa o tramo que debe contener
Seguir un rutómetro es cubrir un recorrido que antes otro/a ha realizado siguiendo un determinado criterio, plasmándolo en un documento que guiará nuestras rodadas correctamente, evitándonos pérdidas y vueltas sin saber muy bien por donde ir o seguir.
Un rutómetro sencillamente consiste en una relación de hitos que enumerados uno tras otro en un papel nos va diciendo que es lo que debemos hacer en el siguiente cruce, a que distancia se encuentra este y que veremos allí para orientarnos, incorporando un croquis, dibujo o diagrama que ilustre el mismo. Recientemente han aparecido en el mercado dispositivos que nos permiten cargarlos en formato electrónico, en realidad se trata de un track de GPS con los hitos del camino introducidos en él, con lo que nos irá avisando cada vez que lleguemos a uno, mostrándonos en pantalla los mismos datos que el formato en papel si así lo deseamos. En el enlace siguiente a nuestro reportaje sobre ellos podréis conocer más a fondo este formato. (Reportaje rutómetros electrónicos)
Imagen de dispositivo específico para leer rutómetros electrónicos
En cuanto a los tracks para GPS hay que aclarar que aunque valiosísimos y de gran ayuda, estos no nos dicen si nuestro camino pasa un arroyo difícil, si hay que prestar atención a algún elemento determinado, si vamos a circular por un sendero estrecho, atravesando un bosque o un páramo seco, ni nos dirá donde está esa fuente oculta por solo citar unos ejemplos. Una ventaja adicional de un rutómetro en formato papel es que no le afecta la energía, nunca presentará problemas técnicos ni podrá perder cobertura, eso sí procurad no mojarlo.
Aparte de todo esto un buen rutómetro nos aportará una gran cantidad de datos adicionales de la ruta o etapa, tales como porcentajes de cada tipo de piso que encontraremos, dificultad física y técnica, lugares de interés, descripción de la etapa, mapa con el trazado, perfil altimétrico, entornos y parajes por los que transitaremos, etc.
Pero no os quepa la menor duda que un rutómetro es el alma de un viaje cicloturista de montaña. Te enseña a conocer el lugar por el que transitas, a apreciar más el medio, sufrir más sus cuestas o conocer la toponimia, lo que supondrá un indudable enriquecimiento personal.
La correcta utilización de un rutómetro puede llegar a ser un arte, si cuando además en algunas ocasiones el autor del mismo (como veremos en la segunda entrega de este monográfico) no ha puesto mucho celo en su elaboración. La interpretación de uno de estos documentos se convierte en la mayoría de los casos en un ejercicio de asimilación de todo cuanto nos rodea, pararse a mirar, observar, ver si es realmente por allí o no, etc.
Utilizar un rutómetro es bien sencillo siguiendo unas normas básicas de educación en su lectura. Cuando se trata de un mal rutómetro tendremos que poner a prueba nuestras dotes interpretativas agudizando el ingenio y pensando ¿qué es lo que habrá querido decir este/a aquí? El uso de ellos es lo que nos irá haciendo tomar soltura en el manejo de los mismos.
Aparte de todos los datos genéricos relativos a la ruta o etapa, el rutómetro deberá contener al menos:
-Distancia total
-Distancia parcial
-Diagrama o croquis del punto
-Descripción de la acción que debamos hacer para seguir el camino
El primer dato por simple que parezca es ubicar el kilómetro cero o inicio del mismo. En muchas ocasiones ubicamos erróneamente este punto con lo que ya habremos empezado con muy mal pié, por lo tanto es importante que este se encuentre bien definido, ya sea en el hito inicial o en la explicación previa que lo sitúa. El punto cero o inicial contendrá lógicamente los dos primeros valores cero, o sea el kilometraje total y parcial, a continuación visualizaremos el croquis explicativo y leeremos la descripción del punto para asegurarnos que nos encontramos donde debemos. En este momento deberemos asegurarnos de resetear nuestro cuenta kilómetros, operación que deberemos repetir en todos y cada uno de los hitos del rutómetro. El siguiente paso es uno de los más importantes a la hora de leer correctamente este documento, antes de arrancar tendremos que leer completamente el siguiente punto del mismo, o sea que distancia parcial tendremos que recorrer, ver el croquis y la descripción de este punto, con estos datos memorizados arrancaremos sabiendo de antemano que es lo que vamos a encontrarnos y a que distancia se encuentra.
Como ejemplo práctico vamos a suponer que el rutómetro nos dice: “parcial 0.87 / (dibujo) una casa a la izquierda y un giro a la izquierda sobrepasada la casa / (descripción) dejamos la calle por la que venimos tomando pequeño camino de tierra a la izquierda pegado a una casa en ruinas que queda a la izquierda”. Como bien habíamos memorizado al inicio, sabemos que nos vamos a encontrar primero una casa en ruinas a nuestra izquierda y nada más superarla un pequeño camino de tierra a la izquierda que será por donde deberemos tomar, así cuando llevemos unos 800 metros recorridos seguramente ya tengamos a la vista esa casa y cuando vayamos llegando a ella, o sea al km parcial 0.87, aparezca el pequeño camino descrito y que será el que debamos tomar. En ese momento en el que vamos a tomar el camino tendremos que resetear nuestro cuenta kilómetros (son muy útiles los que cuentan con contador de distancias parciales ya que no tendremos que borrar el total o calcular cuanto supone ya que empezará a contar el parcial desde cero) y hacer la misma operación que en el anterior, quiere esto decir leer los datos del siguiente hito y memorizarlos. Ya habremos iniciado una dinámica que repetiremos en cada hito del rutómetro.
La lectura de cada hito nos aporta la información de la dirección a seguir.
A primera vista puede parecer engorroso pero a poco que vayamos practicando se convertirá en un ejercicio mecánico y divertido. La lectura de datos del rutómetro debemos tomarla como algo aproximado, especialmente en lo que se refiere a las distancias kilométricas, sobre todo las totales ya que una pequeña variación de medida entre el cuenta kilómetros del autor y el nuestro va a ir acumulando un error, de hecho la lectura más importante será la del parcial hasta el siguiente hito entre los cuales este margen de error será pequeño, siendo la total un dato más genérico que nos dé idea de lo que llevamos de etapa y cuanto nos queda.
A la hora de la lectura y seguimiento de nuestro rutómetro debemos ser rigurosos, con esto queremos decir que seguramente ante alguna seria duda nos apoyemos en la consulta al paisano de turno que con la mejor de sus intenciones intenta indicarnos cual es el mejor camino para llegar aquí o allá, sin entender muchas veces que nuestro objetivo es llegar hasta donde fuere atravesando un determinado paraje o lugar. Recuerdo como en más de una ocasión, lógicamente sin contar con rutómetro, al requerimiento de información al campesino, pastor o forestal, este nos decía”no, seguid por aquí que enseguida llegaréis a la carretera y acaba lo malo”, lo que provocaba inevitablemente una complaciente sonrisa en nuestra cara. El conocimiento que una gran mayoría de personas tiene sobre la capacidad de superar obstáculos que tiene una bicicleta de montaña es bastante lejano a la realidad, con lo que no supondrán de lo que somos capaces o perseguimos en nuestro camino.
Para que todo esto quede bien aplicado a la realidad es necesario que el rutómetro sea bueno, algo que percibiremos con el uso de ellos, en la segunda parte de este monográfico os contaremos como se fabrica uno de calidad.