Encaramado a lo más alto y escarpado de la Sierra de Cádiz y en el idílico corredor de la manga de Villaluenga a la que aporta su nombre, se encuentra el más pequeño y tal vez cuidado de los llamados Pueblos Blancos. Situado a 858 metros de altitud (el más alto de la provincia) y con 485 habitantes, es un lugar donde la tranquilidad y sosiego son algunos de sus mayores valores.
Historia
Hay evidencias de que la zona de la Manga de Villaluenga ha estado habitada desde el Paleolítico Superior, como muestran los descubrimientos en la Sierra del Chaparral. Se cree que el nombre de ”Villaluenga” le viene de la forma alargada que presenta su casco urbano y “del Rosario” fue posteriormente añadido durante el siglo XVIII, por la devoción que sus habitantes profesaban a la Virgen del Rosario.
Estuvo bajo dominio musulmán desde el 716 hasta 1485, año en que Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz y duque de Arcos de la Frontera, la reconquistara. Por ello los Reyes Católicos y según consta en el privilegio fechado en Jaén el 11 de enero de 1498, le otorgaron la capitalidad del señorío de las Siete Villas (Benaocaz, Grazalema, Ubrique, Archite, Cardela y Aznalmara, además de Villaluenga).
Tras la reconquista, conoció Villaluenga largos años de paz, aumentando enormemente su riqueza, hasta tal punto que en el año de 1791 subvencionó parte de las obras de construcción del puente sobre el Tajo de Ronda.
Durante el siglo XIX, con la ocupación peninsular por las tropas napoleónicas, vivió tiempos muy convulsos y Villaluenga sufrirá una decadencia económica. Será también durante esta época cuando se desarrolló el fenómeno del bandolerismo y el contrabando, en los que personajes como José María "El Tempranillo" y "Pasos Largos", frecuentaran la población y al abrigo de sus cuevas practicaran su actividad.
En los últimos tiempos se ha conseguido mantener la estabilidad económica, dada la existencia de un sector ganadero pujante, no en vano han recuperado una raza autóctona de cabra. Además, en el sector industrial están surgiendo iniciativas empresariales como la fabricación de quesos, en la que destaca el queso Payoyo, autóctono de la zona y con numerosos premios nacionales e internacionales.
Iglesia de San Miguel. Data de principios de siglo XVI, consta de una planta basilical con tres naves. A destacar la cúpula barroca de la capilla del bautismo con gran decoración. El interior del templo conserva destacadas imágenes como la Virgen del Rosario, el Niño Jesús y el Crucificado, entre otros.
Plaza de toros. De muy pequeñas dimensiones, en cualquier caso acorde con el pueblo, cuenta con gran singularidad ya que está construida en parte sobre los riscos calizos del lugar, no siendo de forma circular sino poligonal. Originalmente su graderío no se encontraba totalmente cerrado y se decía que era la plaza más pintoresca y grande del mundo, al tener sus tendidos en las estribaciones de las rocas.
Museo del Queso. La apuesta interpretativa invita al visitante a recorrer, a través de una serie de paneles explicativos y una sala audiovisual, el camino de la elaboración de los quesos, a partir de la leche de cabra Payoya, ejemplar protegido original de estas sierras.
Sima de Villaluenga. Justo frente a la población se abre una espectacular grieta en las rocas calizas que dan acceso a una de las más profundas simas andaluzas, ya que el desnivel de sus galerías alcanzan los 250 metros de profundidad. Se accede cómodamente por un corto sendero perfectamente habilitado.
Toro de cuerda.- Durante las fiestas en honor al patrón San Roque que tienen lugar durante la tercera semana de agosto, se celebra una muy singular tradición, que consiste en la suelta de un toro bravo con una larga soga atada a sus cuernos, de manera que se controla mediante esta sus embestidas, sin que el animal sufra daño alguno.
Feria y fiestas mayores.- Las fiestas mayores se celebran en honor a la Santísima Virgen del Rosario patrona del pueblo. Tienen lugar durante los primeros días de septiembre, durante los cuales se celebran bailes, concursos, etc. A destacar la tradicional corrida de toros con figuras de primer orden, así como conciertos musicales de renombre.
Como platos más destacados dentro de la gastronomía cabe nombrar la sopa de Villaluenga, la perdiz en salsa campera y el pavo de campo. Pero por encima de todo su famoso queso de cabra Payoya y oveja, elaborados artesanalmente. No en vano durante los días 31 de marzo y 1 de abril de 2012 se celebró la cuarta edición de la Feria Turística del Queso Artesanal.
En cuanto a la artesanía se destaca esta por el corcho, la palma, el esparto y los telares. Estos últimos debido a la abundancia en el término de ganado lanar. También son muy típicas las labores con el cuero, dada la cercanía a la población de Ubrique, cuna mundial de este arte.