Nuestro amigo y colaborador Jaime Andrés describe en un análisis profundo en qué consiste el llamado cicloturismo de montaña, sus planteamientos, su preparación, el equipaje, la técnica, etc. en una serie de reportajes donde va contando con detalle todo los secretos de esta forma de viajar en bici, usando carreteras perdidas, caminos y senderos, donde el destino es importante, pero no más que la ruta. Aquí comienza esta serie de artículos. Este es el primero de los capítulos.
CICLOTURISMO: hacer turismo en bici, tienes que llevar en ella todo lo que vas a necesitar en tu viaje. Claro que a un viaje de menos de un día parece exagerado llamarle así, pero el término es aplicable desde un viaje de dos días hasta lo que seas capaz de aguantar (hay algunos por ahí rodando desde hace décadas).
BICI DE MONTAÑA: disfrutar de la bici sobre carriles, senderos y caminos de montaña. Fuertes pendientes, baches, charcos y barro, lejos de suponer obstáculos, se convierten en el aliciente de esta actividad. A esto también lo llaman por ahí “mountain bike”, “MTB” o “BTT”
A primera vista parece complicado combinar ambas filosofías, pero es posible, y las posibilidades infinitas, depende de cómo te lo plantees.
PLANTEAMIENTOS: no todos nos planteamos los mismos retos, a cada uno nos divierte una cosa, cada uno tiene su estado de forma, su capacidad de sacrificio, su tiempo disponible, recursos económicos, forma de pilotar su máquina… pocas actividades (no se si llamarle deporte, ya no se si esto es bueno o malo) ofrecen un espectro tan amplio de posibilidades. Aquí vas a tu ritmo, no hay rival, las normas las pones tú. En cualquier caso, parece que podemos distinguir diferentes “cicloturistas de montaña” o “CTM”. Estos que se describen son algunos “CTM-tipo”, pero hay tantas posibilidades de CTM como personas que se monten en su bici dispuestos a pasar un fin de semana recorriendo carriles y senderos.
CON APOYO: es una de las opciones menos sacrificadas, pero que requieren más planificación. El plan típico consiste en hacer recorridos con la bici, volviendo a dormir por la noche a la furgoneta, a la tienda de campaña que viaja en el coche, o desplazarnos en éste a un lugar donde dormir. Si somos capaces de organizarlo bien, incluso se pueden realizar recorridos lineales, pero hay que contar con un “equipo de apoyo” que vaya moviendo las furgonetas de un sitio para otro. Esto exige que se planifiquen por un lado los recorridos para los ciclistas, y por otro los de las furgonetas, lo que no es tan sencillo, porque no podemos convertir al grupo de apoyo en unos “chofers” a nuestro servicio (a no ser que les paguemos, claro); la actividad de apoyo debiera ser atractiva por si misma: bonitos recorridos, posibilidad de visitar pueblos y realizar actividades como caminatas, ascensiones, comidas en unas buenas ventas, etc., algo a la medida de los que la realicen, eso si, hay que ir siempre bien comunicados y con los recorridos bastante sincronizados.
SIN APOYO
Dependiente: presentamos las dos opciones más extremas. Entre ambas hay un sinfín de posibilidades. Tú eliges la tuya.
1. CÓMODO EN LA BICI: muy ligero de equipaje, sin ninguna concesión al lujo, dos culotes, un cepillo de dientes y poco más. Siendo objetivos, todo lo que se lleve de más es sólo para cargar con ello, se puede cenar vestido de ciclista, y dormir en ropa térmica. En rutas duras y con kilometradas diarias es la opción más razonable. Si se apura, casi se puede ir como en una excursión de un solo día, con lo que se disfrutan las bajadas, y las subidas no serán un suplicio.
2. CÓMODO EN LOS DESCANSOS: hay quien prefiere cargar con zapatillas de deporte, ropa de calle, y hasta pijama. Es una buena opción para los que planifiquen dejar de pedalear pronto y hacer algo de turismo por los pueblos y ciudades, una opción más cercana al cicloturismo clásico, con paradas de varios días en el mismo sitio, y alternando actividades diversas con el pedaleo.
Independiente (no necesita hotel): sin duda, la opción más intensa en cuanto a contacto con la Naturaleza. Con este planteamiento, en vez de buscar zonas habitadas para dormir, eliges los lugares más recónditos de la etapa. No necesitas restaurantes ni hoteles. De vez en cuando un supermercado, una poza o un río, una paradita en un camping, o un albergue para quitarse la mugre y el chinchorro de detrás de la oreja, dormir sobre blandito y mezclarse con la civilización.
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