Nuestro colaborador y amigo Oriol, nos acerca a las vivencias de su viaje cicloturista por el sur de la india que recorrió durante un mes, la primera parte en solitario.
Mi vuelo aterriza en Hyderabad a las 4 de la mañana. Localizo el hotel que será nuestra base, me guardaran la caja durante el mes que estaré en la India, y volveré a mitad del viaje, a encontrar a mi amigo Jordi, con el que compartiremos la parte final del viaje. Andhra Pradesh es un estado de 90 millones de habitantes del que nunca había oído hablar. A ellos les pasa lo mismo, España con la mitad de habitantes no les suena. Aquí a la gente piensa en America como lugar preferido para emigrar.
Al día siguiente empiezo mi ruta por la india. Andhra Pradesh muestra una India rural, con carros de bueyes, siega manual, gente que aprovecha el paso de los camiones en la carretera para separar el grano de la paja, con mucha agua en el subsuelo, pozos en cada entrada de pueblo, donde las mujeres cada mañana aprovisionan de agua (y yo cada pocos kilómetros). La hospitalidad India llega ser agotadora. Cada pocos kilómetros alguien te invita a parar, hacer un té, o cargar de agua. Por la noche se hace difícil dormir en la tienda, siempre aparece alguien que no te lo permite, y acabas durmiendo en su casa.
He bajado hacia el sur, desde Hyderabad, dirección a Bangalore, las dos megalópolis de la zona. Hace calor y decido buscar una zona un poco montañosa, y ojala menos calurosa, aquí al mediodía aprieta, y buscar un lugar donde hacer una siesta es de rigorosa supervivencia. Ha sido un placer recorrer estas pequeñas carreteras sombreadas, boscosas y con abundante agua, un cambio radical de la llanura soleada que había sido la tónica hasta ahora. Además por fin ha habido subidas interminables y he podido gastar un poco de pastilla de freno en largos descensos. La ruta me lleva en un gran circulo, de nuevo dirección a Hyderabad.
En los pueblos más pequeños, la única fuente de aprovisionamiento suele ser una pequeña barraca de madera (pequeña significa de 1x2 m aprox.), donde según la zona puede ser que venda desde sólo chuches en los pueblos más básicos, a un té dulce con leche que tienen preparado en un termo, unas galletas deshidratadas, y subiendo de categoría entraríamos en las que ya tienen bebidas embotelladas, las más básicas una gaseosa que, mezclada con el zumo de una lima y mucho azúcar entran súper bien.
En poblaciones más grandes, ya hay un mercado más formal, donde la fruta es abundante, y la oferta de comida y restaurantes también. Para comer en cantidad y recuperar, están los restaurantes, donde normalmente el menú único es el Thalis, un montón de arroz y 4 o 5 cuencos pequeños con diferentes verduras más o menos picantes y 2 tazones de un yogur líquido que, mezclado con el arroz hacen de postre. He probado la carne, pero la pobre forma de cocinarla y lo difícil que resulta mantener la cadena de frío en un país donde los cortes de corriente son constantes, te hace volver un cuasi-vegetariano.
El dormir ha sido siempre correcto. Aparte de las noches en tienda, las habitaciones suelen estar en un estado de limpieza suficiente y con un buen ventilador que ayuda a pasar el calor y ahuyentar los mosquitos. Sólo en 2 lugares perdidos, utilicé el saco de dormir para no tocar las sábanas de dudoso color....A la India rural le queda mucho camino para recorrer. Las ciudades son otra India.
A mi ya me queda poco hasta Hyderabad, donde en un par de días llega Jordi, para hacer juntos el final del viaje.
Con aún 10 días por delante escogimos una zona montañosa al Este de Hyderabad, que acaban prácticamente al mar. La única información que tenemos de ésta zona, son 10 líneas de la Lonely Planet, referida a Araku, un pueblo de montaña donde habitan varias tribus (destino final de nuestro periplo por las montañas) y un mapa a escala 1:1.200.000. No es mucho. Preguntamos y buscamos las carreteritas más pequeñas. En el último pueblo donde encontramos un hostal durante 3 días, casi se ríen de nosotros cuando les explicamos por donde queremos pasar. La mitad del camino dicen, es correcto, pero a partir de Gurtedu, hay una mala pista no practicable para vehículos de 4 ruedas.
Empieza la zona de montaña, cuello tras cuello, vamos ganando altura, a media tarde y ya de camino a nuestro destino de hoy, encontramos una barrera que corta el paso, unas mujeres exigen unas rupias a los conductores antes de dejarlos pasar. Esto y unos hombres con lanzas que hay pocos metros después, nos vuelven a poner nerviosos, pero sin mas contratiempos y por valles cada vez más altos llegamos al pueblo donde dormiremos. Aquí tampoco hay alojamiento. Cenamos y nos preparamos para plantar la tienda en el patio de la escuela. Nadie habla inglés aquí, pero nos indican donde podemos ducharnos. Nos acompañan al río, y pocos metros río arriba un chorro de agua, que todo el pueblo utiliza de ducha, solitaria a esa hora. Ya más personas, el hombre nos prepara unos chapatis en su casa y poco después, volvemos a la escuela a dormir.
De Araku, bajamos a la llanura, donde un autobús nocturno nos vuelve a Hyderabad, con tiempo suficiente para embalar las bicicletas y hacer un poco de turismo antes de dar por terminada la actividad.
Datos: Ruta realizada en Marzo 2010. Aparte del billete de avión (British no cobraba por las bicis) y el visado (que a la india valía unos 80€), nos llevamos un mapa del sur de la india (escala 1:1.200.000, el mas “pequeño” que encontramos) y una guia de viajes (la Lonely Planet comprada por capítulos en su pagina Web. Sólo útil para las grandes ciudades). En todos los sitios acaba apareciendo alguien que habla un poco de inglés.
Desde luego el Oriol es culo de mal asiento, para comprobarlo solo tenéis que pasaros por su blog http://www.ambgel.com/
Enhorabuena Oriol, realmente sorprendente y admirable. Vaya viajecitos que te marcas.