Ruta:
Localizaciones:
Santiago-Pontones (Jaén)
El punto de partida y donde se puede dejar el coche es en el Molino de Eusebio, al que se llega por una pista con algunos baches que pasa junto al cámping de Llanos de Arance (cerca de Coto Ríos). Se empieza subiendo, por la pista que discurre en paralelo a la cola del Embalse del Tranco y dejando a la derecha la pista y la valla del río Aguamula. A poco más de 2 kms habrá que tomar otra pista a la derecha cortada con una cadena.
Entraremos en un tupido bosque de pino carrasco (Pinus halepensis) y encinas (Quercus ilex) entre los que se empezarán a ver unas impresionantes vistas del embalse con el Castillo de Bujaraiza en una isla y la Sierra de Las Lagunillas detrás.
La pista es ciclable y a los 9 kms hay un desvío hacia la casa forestal de la Fuente del Roble (en ruinas), punto en el que habrá que seguir por la derecha. El puerto sube hasta el Majal Alto (1.530 m), con un cruce hacia una caseta de vigilancia y unas antenas. Tan solo por las vistas del Banderillas (1.993 m) que hay en este mirador natural merecería la pena la ruta, pero lo mejor está por llegar.
No es necesario subir al observatorio y se desciende por la derecha, pasando junto al Cortijo de los Alguaciles hasta llegar a la aldea fantasma de Las Canalejas. Numerosas casas hundidas, una iglesia y un cementerio nos cuentan, en silencio, lo importante que debió ser esta aldea ahora anclada en el tiempo. Desde el siguiente collado estará visible ya la aldea abandonada de Los Centenares. Son las sierras elegidas para la reintroducción del Quebratahuesos (Gypaetus barbatus), por lo que no estaría de más levantar la mirada al cielo en busca de su silueta, que diferenciaremos de la del buitre por su cola más larga y romboédrica.
El carril que baja hasta Los Centenares se encuentra en buen estado, pero antes de descender a la aldea habrá que tomar otra pista a la derecha. Son 700m de subida y comienza un descenso entre robles (Quercus fajinea) y álamos (Populus nigra) hacia las ruinas de la casa forestal del Prado de la Peguera. Habrá que prestar atención porque aunque el sendero es nítido, habrá que abandonarlo por un ramal que sale a la izquierda.
Tras cruzar el arroyo de las Grajas comienza un tramo poco ciclable por un sendero pedregoso hasta el Collado de los Frailes. En el collado, a la derecha del sendero, hay una roca de forma característica ideal para descansar y avituallarse.
A los pocos metros encontramos un poste con flechas del GR-7 y habrá que seguir la flecha que indica hacia Cotorríos. El sendero desciende hacia las ruinas de la Hoya de la Albaldía, bajo las cumbres del Campo del Espino, Majal de la Carrasca y los impresionantes farallones del Banderillas.
El sendero discurre entre el bosque de galería del arroyo y antes de encajonarse más habrá que abandonarlo hacia la izquierda hasta llegar a un antiguo refugio para ganado que se conoce como la Tiná de la Hoya. Aquí, un poste con las franjas blanca y roja del GR-7 nos indican que vamos en la dirección correcta. El sendero se estrecha y pasa entre pinos de bajo porte, con alguna bajada exigente técnicamente por la pendiente.
Se llega al collado de Los Horcajillos, con otra flecha del GR-7, y el sendero continua en zig zag hasta el cortijo de La Fresnedilla. La senda desemboca en una pista de tierra que discurrirá en paralelo al río Aguamula hasta el final de la ruta. El Alto de la Campana (1.327 m) nos acompañará con su peculiar forma durante la primera parte de la bajada.
Al final, tras la Casa de las Tablas, el río se ensancha y puede ser un buen lugar para refrescarse, si bien es cierto que sus torrentosas aguas estarán frías incluso en verano.
En total son 34 km por algunos de los rincones más recónditos de la Sierra de Segura.
Autor: Miguel Angel
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Interesantísima ruta , muy bien reseñada y documentada. En cuanto pueda le "hinco el taco". Muchas gracias Francis.